En el editorial de la revista GHLife del pasado diciembre, abordamos una preocupación que nos inquieta: la percepción generalizada en la industria hotelera global sobre la pérdida del carisma en el servicio al huésped. Enfatizamos en la necesidad urgente de recuperar esa vocación natural, ese ADN y filosofía de vida que distinguía a los hoteleros de los profesionales de otros sectores comerciales e industriales.
Recordemos que el carisma es la habilidad personal de atraer, inspirar e influir en los demás, se trata de una cualidad que combina confianza, empatía, comunicación efectiva y una presencia impactante.
Es la impresión general que una persona proyecta, frecuentemente es asociada con su aura, energía o magnetismo, este impacto le permite a alguien conectar emocionalmente con los demás.
El término «carisma» tiene sus raíces en el griego antiguo, derivado de la palabra «kharisma», que significa don o regalo divino. En el ámbito de la psicología, el carisma se considera una habilidad interpersonal que puede desarrollarse y perfeccionarse con el tiempo, más allá de ser simplemente un don innato.
El carisma puede florecer si la persona está dispuesta a incorporar a su vida ciertos ingredientes claves como: pasión, disciplina, perseverancia, curiosidad, coraje, hábitos extraordinarios y una mentalidad flexible orientada al aprendizaje constante, que le permita mejorar un 1% cada día.
Las grandes preguntas son: ¿Cómo elevar mi aura personal para tener una presencia impactante? ¿Por dónde empezar?
Aquí te presentamos algunas claves para despertar tu luz interior y destacar en el hotel, al hacerlo, influirás positivamente en los resultados de calidad y en el NPS de toda la compañía:
Muestra interés genuino: Los colaboradores carismáticos demuestran un interés auténtico en las vidas, experiencias y opiniones de los huéspedes. Hacen preguntas abiertas y escuchan con atención. Esta curiosidad fortalece las conexiones humanas y brinda la oportunidad de ofrecer detalles personalizados.
Habla con el huésped con pasión y claridad: Articula tus ideas de manera breve y puntual. Practica cómo contar historias que capten la atención, utilizando el tono, el ritmo y las pausas para dar énfasis y mantener el interés. Guarda prudencia y silencio cuando sea necesario.
El optimismo atrae a los clientes: Desarrolla una mentalidad alegre y positiva. El carisma está ligado a las buenas vibraciones; enfócate en las soluciones en lugar de en los problemas. Una actitud positiva es contagiosa y mejora el ambiente laboral. El optimismo es la luz que ilumina el camino cuando todo parece oscuro.
Utiliza el humor de forma inteligente: El sentido del humor, cuando se emplea adecuadamente y siempre dentro del marco de la buena educación y la cultura, puede ser una herramienta eficaz para aliviar tensiones, romper el hielo y fomentar una atmósfera cercana y cálida con el huésped.
Sé accesible y cercano; la humildad atrae: El carisma no se trata de ser el centro de atención, sino de ser accesible. La humildad es una cualidad poderosa que hace que los demás se sientan cómodos a tu alrededor. No temas mostrar vulnerabilidad y admitir cuando no sabes algo; esto te hará más humano.
Incorpora la sonrisa en tu día a día: Haz de la sonrisa un hábito consciente. Una sonrisa es una de las formas más universales y accesibles de expresar amabilidad y apertura, actuando como un lenguaje que trasciende las barreras culturales y lingüísticas. Al sonreír, proyectas una imagen de esperanza, calidez y simpatía.
Presencia escénica: Al igual que en una actuación, donde el carisma y la presencia escénica del actor sumergen al público en la historia, en el entorno hotelero cada «momento de verdad» debe ser una experiencia extraordinaria. Imagina que el lobby, el restaurante o la barra del bar son un vibrante escenario donde cada huésped te observa con atención.
Proyecta confianza con tu imagen y apariencia: La forma en que te presentas visualmente también influye en tu aura y carisma. Tu apariencia debe reflejar claramente el profesionalismo que llevas dentro. La forma en que te vistes, tu postura y tu lenguaje corporal aumentan tu credibilidad frente al huésped.
Encuentra el equilibrio entre ser auténtico y crear un personaje: Existe una confusión común al pensar que la autenticidad por sí sola transmite carisma. A menudo, los grandes líderes de la humanidad han construido un «personaje carismático» para sí mismos. Nos convertimos en una especie de estrella de rock cuando estamos con los demás, y esto es válido. Activar nuestro carisma en público no significa ser alguien que no eres, sino destacar la mejor versión de ti mismo en situaciones específicas.
Vive con intensidad nuestra cultura organizacional: La magia ocurre cuando la cultura no solo se convierte en una parte de tu rutina, sino en una extensión natural de tu ser. En lugar de esforzarte por parecer carismático, te vuelves un influenciador positivo porque tu forma de ser está alineada con lo que realmente valoras de nuestra organización, te conviertes en un apóstol de servicio, en un embajador de la hospitalidad, inspirando a mucha gente a tu alrededor.
Preguntas finales para el lector:
¿Qué hábitos diarios podrías mejorar para potencializar tu carisma?
¿Qué cualidades admiras en las personas carismáticas que conoces?