Quito, capital de Ecuador, es una ciudad rica en tradiciones que han perdurado a lo largo de los siglos, fusionando influencias indígenas y cristianas. Una de las costumbres más representativas y queridas por sus habitantes, especialmente durante los meses de octubre y noviembre, es la elaboración y consumo de guaguas de pan y colada morada, símbolos de la celebración del Día de los Difuntos (Día de Muertos). Este ritual gastronómico no solo se vive en la ciudad capital, sino que se extiende por todo el país, aunque su arraigo más profundo se encuentra en los Andes ecuatorianos.
A continuación, exploraremos en detalle el origen, el simbolismo y la evolución de esta tradición que conecta a Quito y a sus pobladores con sus antepasados, sus creencias y el ciclo de la vida y la muerte.
El Origen Ancestral de la Colada Morada
La colada morada es una bebida espesa de color púrpura oscuro que tiene una historia muy antigua. Se cree que su origen está ligado a las celebraciones indígenas anteriores a la llegada de los colonizadores españoles. En las culturas precolombinas, los pueblos de los Andes ya honraban a sus muertos mediante rituales que involucraban alimentos y bebidas, como una forma de mantener la conexión con los seres queridos que habían fallecido.
La preparación de la colada morada se remonta a los rituales funerarios de los indigenas, quienes utilizaban una bebida hecha a base de maíz fermentado para rendir tributo a los difuntos y compartir con los espíritus de sus ancestros. Con el tiempo, esta bebida ritual evolucionó hasta convertirse en la colada morada que conocemos hoy, un símbolo de la mezcla de culturas indígenas y católicas.
La actual colada morada es una bebida con una compleja mezcla de sabores que incluye frutas andinas como el mortiño (similar al arándano), el babaco, la piña, frutilla (fresa), junto con especias como la canela, la clavo de olor, anís estrellado y las hojas de hierba luisa. La harina de maíz morado es el ingrediente esencial que le otorga su característico color oscuro, símbolo de la conexión con la tierra y los muertos. La colada morada se bebe tradicionalmente durante el Día de los Difuntos y representa la sangre de los muertos, un recordatorio del ciclo de la vida, la muerte y el renacimiento.
Las Guaguas de Pan: Un Regalo para los Difuntos
Las guaguas de pan, por su parte, son figuras de pan dulces con forma de bebés o niños. En quichua, la palabra «guagua» significa «niño» o «bebé», por lo que estas figuras representan la vida en sus etapas más puras e inocentes. Así como la colada morada tiene raíces indígenas, las guaguas de pan también tienen un origen precolombino. Las primeras civilizaciones andinas realizaban figuras de maíz en forma de seres humanos para las ceremonias de culto a los muertos, con la intención de que los fallecidos pudieran llevarse consigo ofrendas en su paso al otro mundo.
Con la llegada de los españoles y la evangelización de los pueblos indígenas, estas figuras fueron transformadas en panes, mezclando las tradiciones nativas con las cristianas. Las guaguas de pan se convirtieron en un tributo a los muertos, que simbolizaban no solo el ciclo de la vida y la muerte, sino también el renacer de las almas en el más allá, un concepto muy afín al cristianismo.
Hoy en día, las guaguas de pan están decoradas con colores vivos y detalles que imitan ropa o adornos festivos. La masa del pan se elabora con harina de trigo, y en algunos casos, se rellena con dulces como jalea de guayaba o manjar de leche. Aunque inicialmente su consumo estaba limitado al Día de los Difuntos, hoy es común encontrar guaguas de pan en panaderías y mercados durante todo octubre y noviembre.
La Celebración del Día de los Difuntos en Quito
El Día de los Difuntos en Quito y en gran parte de Ecuador es una ocasión para reunirse en familia y recordar a los seres queridos que han fallecido. Aunque guarda paralelismos con el Día de los Muertos en México, las celebraciones ecuatorianas tienen un enfoque más introspectivo y sereno.
Durante esta fecha, las familias suelen visitar los cementerios para honrar a sus muertos, limpiando las tumbas y decorándolas con flores. En algunos casos, las familias llevan comida y bebida para compartir simbólicamente con los difuntos. Entre los elementos esenciales de estas ofrendas se encuentran, por supuesto, la colada morada y las guaguas de pan, que se colocan en las tumbas o se consumen en compañía de los familiares como un acto de comunión con aquellos que ya no están físicamente presentes.
El Simbolismo detrás de la Colada Morada y las Guaguas de Pan
La colada morada y las guaguas de pan tienen un profundo simbolismo que va más allá de su sabor y su aspecto festivo. Representan un vínculo entre los vivos y los muertos, una forma de recordar a los ancestros y mantener viva la memoria de quienes ya partieron.
La colada morada es un símbolo de la vida que fluye, una conexión con la tierra y el ciclo natural de la existencia. Su color oscuro y su textura densa evocan la fertilidad de la tierra andina y la sangre de los ancestros que ha nutrido a las generaciones presentes. Al beberla, se está invocando la continuidad de la vida, la permanencia del recuerdo y el ciclo de renovación que ocurre con cada nueva generación.
Las guaguas de pan, por otro lado, representan la vida en su estado más vulnerable y puro. La figura del niño de pan es una ofrenda a los espíritus de los difuntos, una forma de asegurar que, en el más allá, los seres queridos estén acompañados y reciban el sustento necesario para su viaje espiritual. Esta tradición, aunque aparentemente simple, es un poderoso recordatorio de la fragilidad de la vida y de la importancia de cuidar la memoria de quienes nos precedieron.
La Evolución de la Tradición en el Siglo XXI
Aunque la tradición de la colada morada y las guaguas de pan ha perdurado durante siglos, también ha evolucionado y se ha adaptado a los tiempos modernos. En Quito, muchos panaderos y pasteleros han experimentado con nuevas versiones de las guaguas de pan, creando figuras más elaboradas y utilizando ingredientes innovadores para atraer a nuevas generaciones de consumidores.
Por otro lado, aunque el sentido religioso y espiritual de la tradición sigue siendo fundamental para muchas familias quiteñas, también es cierto que la festividad ha adquirido un carácter más comercial. Durante los meses de octubre y noviembre, es común ver promociones y eventos en restaurantes y panaderías que celebran esta tradición con variaciones modernas de la colada morada y las guaguas de pan.
Sin embargo, a pesar de la creciente comercialización, la esencia de la celebración sigue intacta. El acto de compartir colada morada y guaguas de pan en familia continúa siendo un ritual profundamente enraizado en la identidad quiteña, un momento para reflexionar sobre el significado de la vida, la muerte y el legado de quienes nos precedieron.
La tradición de las guaguas de pan y la colada morada en Quito es mucho más que una costumbre gastronómica; es un reflejo del sincretismo cultural que define a Ecuador, donde lo indígena y lo cristiano se entrelazan para dar sentido a la vida y la muerte. A través de esta costumbre, los quiteños no solo mantienen viva la memoria de sus difuntos, sino que también celebran la riqueza de su herencia cultural y su conexión con la tierra.
En cada sorbo de colada morada y en cada mordisco de una guagua de pan, hay una historia, una memoria y un rito ancestral que sigue dando vida a la ciudad, uniendo a las generaciones pasadas, presentes y futuras en un solo ciclo interminable de celebración y renovación.