Lecciones «Salvajes» de Liderazgo

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En la más reciente edición del Comité de Enlace Gerencial de GHL Hoteles, celebrado en el emblemático Hotel Irotama de Santa Marta, se reunió el corazón estratégico de la cadena: Gerentes Generales, Contralores y Gerentes de Mercadeo de los 64 hoteles que conforman el portafolio de GHL en América Latina. En este espacio, que ya es un hito corporativo, la voz del speaker internacional Nicolás Reyes, conferencista colombiano y autor del libro Compórtate como un animal, marcó un antes y un después.

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Su propuesta es tan disruptiva como simple: mirar el mundo animal para aprender de sus códigos ancestrales de liderazgo, adaptación y supervivencia. En la naturaleza, como en la vida corporativa, las especies que triunfan no son necesariamente las más fuertes, sino aquellas que logran ser únicas, adaptarse al entorno y volverse seleccionables. Esa fue la reflexión que resonó entre los líderes de GHL Hoteles, en un sector tan dinámico y desafiante como el de la hospitalidad.

Foto: John Quintero – Célula Films

A continuación, desplegamos las enseñanzas más poderosas de esta conferencia de Nicolás Reyes, convertidas en un manifiesto de liderazgo para los tiempos actuales.

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1. El pavo real: diferenciarse para ser elegido
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El pavo real, con su abanico de plumas iridiscentes y exuberantes, es uno de los fenómenos más fascinantes de la biología evolutiva. Desde una mirada estrictamente utilitaria, sus plumas no tienen sentido: no lo hacen más fuerte, no lo hacen más veloz, ni le ofrecen protección contra depredadores. Por el contrario, podrían parecer un estorbo. Y, sin embargo, esas plumas son su ventaja más decisiva, porque cumplen la función esencial de seducir, atraer y asegurar su supervivencia genética.

Charles Darwin llamó a este principio “selección sexual”: el triunfo de aquellos que logran ser elegidos. En el caso del pavo real, las hembras no buscan al macho más fuerte, sino al más atractivo, al que exhibe un plumaje que simboliza salud, abundancia y singularidad. En otras palabras, en la evolución no siempre vence el más fuerte, sino el que mejor logra diferenciarse y destacarse en medio de la multitud.

En el liderazgo, esta metáfora es poderosa. En un mercado saturado de opciones, no basta con ser competente: hay que ser único, memorable y seleccionable. Así como el pavo real despliega sus plumas para atraer a la hembra, los líderes y las organizaciones deben desplegar su propuesta de valor para ser elegidos por clientes, colaboradores e inversionistas.

En hospitalidad, esto significa crear experiencias que no solo satisfagan, sino que enamoren; generar marcas que no solo sean visibles, sino deseadas; cultivar líderes que no solo sean eficientes, sino inspiradores. El pavo real enseña que la belleza estratégica —la capacidad de ser recordado y preferido— es, en sí misma, un factor de supervivencia.

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2. La capacidad de proyección de la oruga: soñar lo que aún no existe
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La oruga es, en apariencia, un ser limitado, lento, destinado a arrastrarse. Sin embargo, en su interior guarda el diseño de la mariposa que está destinada a ser. Su grandeza radica en la capacidad de proyectarse hacia lo que aún no es, en creer en un futuro que se gesta en silencio.

Un líder en hospitalidad debe actuar de la misma manera. No basta con administrar el presente ni con resolver lo inmediato: debe proyectar la transformación del hotel hacia lo que puede llegar a ser.

La visión de un gerente no se mide en horas de trabajo, sino en la capacidad de anticiparse años al futuro. Así como la oruga lleva consigo el potencial de alas que todavía no tiene, los líderes deben inspirar a sus equipos a imaginar lo que parecen imposibles: un servicio más humano, un hotel más sostenible, una experiencia que trascienda la estadía.

En palabras de Nicolás Reyes, el liderazgo auténtico es proyectarse hacia un futuro que aún no ha nacido, pero que empieza a construirse en el presente. Es la capacidad de transformación personal de convertirme en el ser que quiero ser y que me permita alcanzar la copa del árbol, mis sueños, mi proposito en la vida.

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3. Mariposas: Cambiar y volar para alcanzar el propósito superior de vida
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La mariposa, tras vivir como oruga y luego como crisálida, renace con alas que le permiten conquistar los cielos y los árboles. Su fragilidad aparente esconde una fortaleza profunda: la resiliencia y capacidad de superar a los «pájaros negros», aquellos pesimistas y tóxicos que se empecinan en criticar a la oruga y decir que nunca va alcanzar las alturas deseadas, que nunca lo va a lograr.

En la gestión hotelera, la resiliencia se refleja en la capacidad de volver a levantarse después de temporadas duras, crisis económicas o cambios inesperados. Cada hotel, cada equipo, cada líder, enfrenta enemigos ocultos y momentos de oscuridad; lo esencial es emerger de ellos con un aprendizaje renovado y no descontrolarse ante las criticas duras que buscan vulnerar la autoestima.

La mariposa enseña que la belleza no nace a pesar de las dificultades, sino gracias a ellas. El liderazgo resiliente no solo se recupera: se transforma y crece en el proceso y lo mas importante nunca deja de creer en la visión y proposito superior de la vida.

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4. La orientación al resultado del gato: precisión y enfoque
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El gato es un cazador nato dice Nicolás Reyes, no se lanza al primer movimiento, no desperdicia energía. Mide, calcula, espera y, cuando actúa, lo hace con precisión quirúrgica. Esa orientación al resultado lo convierte en símbolo de eficacia.

En la gestión hotelera, el líder-gato es aquel que sabe que cada acción debe estar orientada a un fin concreto: la satisfacción del huésped, la rentabilidad de la operación, la fidelización de clientes. El gato no se distrae con su imagen personal, ni pensando como me ven ven los demás, ni ruidos externos; su concentración es total.

Aplicar esta metáfora significa convertir los indicadores de gestión en brújula de la operación: medir, corregir y asegurar que cada esfuerzo tenga impacto. En un mundo saturado de información, la orientación al resultado es lo que diferencia al líder que avanza del que simplemente se mueve.

La imagen personal al gato, le importa poco, es decir no esta pensando en como lo perciben los demás o en proyectar una imagen cuando esta al acecho, es un felino y no descansa hasta lograr sus objetivos.

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Foto: John Quintero – Célula Films

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5. La persistencia del salmón: vencer la corriente
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El viaje del salmón es una epopeya natural. Remonta ríos, salta cascadas, desafía depredadores, todo para regresar a su origen. Es un símbolo de persistencia y determinación, un recordatorio de que el camino del liderazgo no es lineal ni sencillo comentó el conferencista.

En la hotelería, la persistencia se traduce en sostener la excelencia en contextos de crisis: mantener estándares cuando la ocupación es alta, reinventar la propuesta de valor cuando cambian los mercados, insistir en la calidad aun cuando la tentación sea reducir costos y esfuerzos.

El líder-salmón no teme al esfuerzo extra. Comprende que el verdadero liderazgo no es producto de un golpe de suerte, sino de la disciplina inquebrantable de avanzar contra la corriente, superando a los osos que nos esperan en los saltos de las cascadas.

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6. La adaptabilidad del camaleón y la competitividad del tigre
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El camaleón sobrevive porque se adapta. Cambia de color no para ser otro, sino para permanecer fiel a su esencia en cualquier entorno. Es un maestro de la flexibilidad estratégica.

En la hospitalidad, adaptarse significa abrazar la digitalización, responder a las nuevas tendencias de viaje, ajustar protocolos frente a crisis sanitarias o climáticas. El camaleón recuerda que el cambio no es enemigo, sino aliado de la supervivencia.

El tigre, en contraste, es símbolo de competitividad y presencia imponente. En el reino animal, su sola figura inspira respeto. Para un líder hotelero, la competitividad es la capacidad de sobresalir en un mercado saturado, de imponer estándares más altos y de convertirse en referente.

Un cazador perdido en el bosque no debe correr mas rápido que el tigre, pero si mas rápido que los demás cazadores en caso de encontrarse a este felino en la selva.

El equilibrio entre ambos es clave: ser flexibles como camaleones para sobrevivir, y competitivos como tigres para conquistar.

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7. El tiburón en la piscina: romper la comodidad

En su conferencia, Nicolás Reyes llevó la metáfora del tiburón más allá de la simple necesidad de nadar para sobrevivir. Propuso un ejercicio mental poderoso: imaginar un tiburón en la piscina de nuestras vidas. Ese escenario, al principio inquietante, se convierte en una herramienta pedagógica de enorme fuerza para entender el autodesafío del liderazgo.

La piscina suele representar lo seguro, lo controlado, lo previsible. Sus aguas están delimitadas, medidas, libres de sorpresas. Allí nos movemos con confianza, sin mayor riesgo. Pero cuando un tiburón aparece en ese espacio artificial, todo cambia: ya no podemos quedarnos quietos, ni flotar, ni darnos el lujo de distraernos. Su sola presencia nos obliga a movernos, a abandonar la zona de confort y a rediseñar nuestra manera de estar en el agua.

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El tiburón, entonces, no es solo un depredador: es un símbolo del reto interno que necesitamos introducir deliberadamente en nuestras vidas para no caer en la pasividad. Se convierte en la encarnación de la incomodidad creativa, del estímulo que nos saca de la rutina y que nos recuerda que el liderazgo auténtico se fragua en la tensión del cambio.

El tiburón en la piscina representa al “enemigo invisible” que todos necesitamos: la voz que cuestiona, el reto que incomoda, el proyecto que parece demasiado grande, el obstáculo que nos desestabiliza. Es el autodesafío personal que rompe con la inercia y nos obliga a reinventarnos.

En este sentido, Nicolás Reyes invita a comprender que no debemos esperar a que la vida nos arroje tiburones externos —crisis, recesiones, cambios inesperados— sino a introducir nosotros mismos esos tiburones simbólicos: retos que nos reten a crecer, que nos mantengan alerta, que nos exijan movernos. Porque un líder que no se reta, que no se incomoda, corre el riesgo de adormecerse en aguas tranquilas que, tarde o temprano, terminan por estancarse.

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8. La colaboración de los gansos canadienses: volar juntos en formación V
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Los gansos canadienses vuelan en formación en “V”. Ese patrón no es casual: al hacerlo, reducen el esfuerzo individual y multiplican la eficiencia colectiva. Cuando uno se cansa, otro lo reemplaza; cuando uno cae, los demás lo acompañan.

El liderazgo de hospitalidad necesita esta lógica: la colaboración interdepartamental. Un hotel no funciona por la excelencia de un área aislada, sino por la armonía de todas. El colaborador de Housekeeping que apoya a Recepción, el área de Alimentos y Bebidas que trabaja de la mano con Eventos, el Marketing que comunica lo que Finanzas sostiene.

El vuelo en “V” de los gansos es metáfora de un principio esencial: liderar no es cargar con todo, sino volar juntos hacia un destino común.

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9.El elefante: Ver el todo, más allá de las partes
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En la metáfora del elefante y los hombres ciegos, cada persona toca una parte del animal y construye su propia verdad: uno acaricia la trompa y asegura que es una culebra; otro palpa el colmillo y lo describe como una espada; un tercero rodea la pata y la siente como un árbol; mientras que otro toca la piel áspera y concluye que es una pared mal pañetada. No falta quien, al rozar la cola, imagine una cuerda deshilachada. Ninguno miente, todos perciben con honestidad, pero lo hacen desde una visión fragmentada.

Así ocurre en la vida y en el liderazgo: vemos piezas, experiencias, perspectivas. La enseñanza de Nicolás Reyes al utilizar esta parábola es clara: la realidad solo se comprende en su totalidad cuando somos capaces de integrar la diversidad de miradas. Reducir lo complejo a una sola percepción es como describir al elefante desde un ángulo ciego: inevitablemente incompleto.

El verdadero liderazgo, entonces, consiste en abrir el espacio para que cada mirada sume. Entender el TODO implica reconocer que la riqueza está en la diversidad de perspectivas, en la conversación que une, en la capacidad de aceptar que mi verdad necesita de la tuya para acercarse a lo real. Solo así, colectivamente, podemos dejar de palpar sombras y empezar a ver al elefante entero.

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10. Hay que vender o deshacerse de la vaca lechera
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En su libro Compórtate como un animal, Nicolás Reyes plantea una idea provocadora pero profundamente liberadora: a veces, para crecer, es necesario vender la vaca lechera. Esta vaca no es un animal literal, sino una metáfora de todo aquello a lo que nos aferramos porque nos da seguridad, ingresos o estabilidad. Nos acostumbramos a vivir de lo que ya conocemos, de lo que nos funciona, y sin darnos cuenta, quedamos atrapados en una rutina que impide ver nuevas oportunidades.

Reyes narra una historia inspiradora sobre un sabio y su discípulo caminando por las montañas. En su travesía, encuentran a una familia que vive de una única vaca, cuya leche les permite sobrevivir. Sin decir nada, el sabio empuja la vaca por un barranco. Años después, al regresar, descubren que la familia no solo sobrevivió, sino que prosperó. Al verse forzados a actuar sin su única fuente de ingresos, se reinventaron, aprendieron nuevos oficios y mejoraron su calidad de vida. La pérdida, en vez de ser una tragedia, se convirtió en un punto de inflexión.

El mensaje es claro: muchas veces nos dormimos en la comodidad de lo conocido. Vivimos de una fuente segura, pero limitada, que no nos exige evolucionar. La vaca lechera representa esos hábitos, trabajos o decisiones que seguimos manteniendo porque son lo que “funciona”, aunque ya no nos desafíen ni nos permitan crecer. Venderla, o incluso perderla, puede ser la sacudida necesaria para despertar y descubrir que somos capaces de mucho más.

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11. La sequoia y la matera: cultivar raíces en la autoestima
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Una de las analogías de Nicolás Reyes que mas impactó a la audiencia fue la de la sequoia, uno de los árboles más majestuosos de la naturaleza. En su hábitat natural puede alcanzar más de cien metros de altura y vivir miles de años. Sin embargo, cuando una sequoia es sembrada en una matera pequeña, sus raíces se ven limitadas, su crecimiento se detiene y termina convertida en un bonsái. La misma semilla que estaba destinada a la grandeza queda reducida por las dimensiones del recipiente que la contiene.

Esta metáfora es profundamente reveladora para el liderazgo y el desarrollo de las personas. Cada colaborador, cada ser humano, lleva dentro de sí el potencial de convertirse en una sequoia: fuerte, resiliente, capaz de alcanzar alturas impensadas. Pero si lo sembramos en la “matera” equivocada —es decir, en entornos que limitan, que encadenan, que no confían—, nunca podrá desplegar todo lo que está llamado a ser. La matera del crecimiento humano no es otra que la autoestima, y cuando esta es pequeña, el desarrollo se ve truncado.

La tarea del líder, entonces, es sembrar a su gente en materas grandes: cultivar la confianza, nutrir la autoestima, brindar espacios de desarrollo y reconocimiento. Un equipo con raíces profundas y autoestima sólida se convierte en un bosque de sequoias: resiliente, imponente, capaz de sostener el futuro.

La metáfora nos recuerda que no hay grandeza sin confianza en uno mismo y que el verdadero liderazgo no se mide por lo que logra individualmente, sino por la capacidad de hacer crecer gigantes alrededor.

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Notas finales:

La conferencia del consultor y speaker Nicolás Reyes en Santa Marta dejó una huella imborrable: el liderazgo es, en esencia, un acto de evolución.

Ser como la oruga que se proyecta, el gato que se enfoca, el salmón que persiste, la mariposa que cambio en busca de su proposito superior, el camaleón que se adapta, el tigre que compite, el tiburón en la piscina (autodesafio), los gansos que colaboran y el pavo real que se diferencia.

Cada metáfora animal ilumina una faceta del liderazgo en hospitalidad. Pero juntas nos entregan una verdad más profunda: el futuro pertenece a quienes logran ser únicos, adaptables y seleccionables.

En la naturaleza, sobreviven los que mejor responden a su entorno. En la hotelería, trascienden los que logran crear un valor singular, memorable y competitivo.

Así como las especies evolucionan para garantizar su permanencia, los líderes de GHL Hoteles deben evolucionar constantemente para conquistar la preferencia de huéspedes, colaboradores y mercados.

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.Foto: John Quintero – Célula Films

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