
La alta cocina tiene sus propias Olimpiadas, y se llaman Bocuse d’Or. Este certamen, considerado la competencia gastronómica más prestigiosa del mundo, rinde homenaje al legado del chef francés Paul Bocuse, figura legendaria de la gastronomía mundial. En su reciente edición en Ecuador, el chef Christian Ramírez, representante del Sheraton Quito, logró un destacado segundo lugar, dejando en alto el nombre de GHL Hoteles, cadena a la que pertenece el hotel.
Paul Bocuse: el maestro de Lyon que cambió la cocina
Nacido en 1926 en Collonges-au-Mont-d’Or, cerca de Lyon, Paul Bocuse fue el artífice de la nouvelle cuisine, movimiento que transformó la gastronomía francesa y moderna. Defensor del producto local y de la elegancia sencilla del sabor, Bocuse convirtió su restaurante L’Auberge du Pont de Collonges en un templo culinario con tres estrellas Michelin mantenidas durante más de cinco décadas, un récord sin precedentes.
En 1987 creó el Bocuse d’Or, una competencia internacional concebida para exaltar el arte de cocinar, la disciplina, la creatividad y la capacidad de liderazgo de los chefs. Desde entonces, esta justa ha sido considerada la cima del reconocimiento profesional en la cocina.
El Bocuse d’Or: donde la técnica se convierte en arte
El Bocuse d’Or reúne cada dos años a los mejores cocineros del mundo en un escenario que combina precisión técnica, diseño estético y presión competitiva. Los participantes elaboran platos complejos frente al público y un jurado internacional, en una coreografía de movimientos, temperaturas y sabores donde cada detalle cuenta.
En Ecuador, el concurso reunió a los talentos más destacados del país, quienes presentaron propuestas que reflejaron identidad nacional, técnica y creatividad. Fue allí donde Christian Ramírez, con una ejecución impecable, logró el segundo lugar, reafirmando su compromiso con la excelencia culinaria y el liderazgo del Sheraton Quito en la alta gastronomía del país.
Orgullo GHL: el talento que inspira
El logro de Christian Ramírez no solo enaltece su trayectoria, sino que también refleja los valores de GHL Hoteles: excelencia, pasión y calidad en el servicio. Su participación en una competencia de este nivel demuestra el compromiso del grupo con el desarrollo del talento y la proyección internacional de sus chefs.

Paul Bocuse y Ratatouille: el legado en el cine
La influencia de Paul Bocuse trascendió incluso la pantalla grande. El personaje del chef Auguste Gusteau en la película Ratatouille (2007), de los estudios Pixar, fue inspirado en él. La frase “Cualquiera puede cocinar” resume su visión: el talento no tiene fronteras si se combina con esfuerzo, pasión y humildad.
Los creadores del filme visitaron Lyon y el restaurante de Bocuse para capturar la atmósfera auténtica de su cocina, el ritmo del servicio y la energía de los grandes equipos, logrando que la película se convirtiera en un homenaje a la gastronomía y a quienes la viven con devoción.
Un adiós con chaquetas blancas
Cuando Paul Bocuse falleció en enero de 2018, la ciudad de Lyon se cubrió de blanco. Más de mil quinientos cocineros de todo el mundo, vestidos con sus chaquetas de chef, lo acompañaron en su despedida, marchando en silencio por las calles de su ciudad natal. Fue un adiós lleno de respeto y gratitud por el hombre que enseñó que la cocina también puede ser un acto de amor.
La herencia continúa
Hoy, ese espíritu perdura en chefs como Christian Ramírez, quien, desde la cocina del Sheraton Quito, honra la herencia de Bocuse con disciplina, creatividad y sensibilidad. Su reconocimiento en el Bocuse d’Or Ecuador no solo celebra su talento individual, sino también el compromiso de GHL Hoteles con la innovación y la excelencia gastronómica en cada uno de sus hoteles.
